… y mi alma se desprende de mi, viajando hacia el infinito, buscando ese lugar donde mi cuerpo desea estar, ese pedazo de tierra donde la felicidad es eterna… respira ese aire tan fresco, siente el olor perfumado de ese rincón, se rodea de su flora y fauna abundante, baila y se alboroza al son del viento y el contacto de la brisa que logra sentir a través de mi piel; un sentimiento indescriptible de gozo que refleja en mi mente imágenes curiosas.
De repente, abro los ojos y mi alma vuelve a encadenarse dentro de mi cuerpo, observando a través de ellos este lugar tan aterrador, donde se respira un olor feo, donde el calor quema lo que encuentra, donde un dolor inmenso y desesperación llegan a mi corazón al saber que es aquí donde me encuentro, un lugar donde la felicidad eterna para mí nunca llegará, pues nada de lo que aquí existe es compatible con mi ser, salvo el amor de las personas que me rodean y a las que yo también amo… eso, y la esperanza de que algún día mi cuerpo y alma partan hacia ese lugar de ensueño, a ese lugar donde por lo pronto solo se puede arribar mediante la fantasía.
